Uno de los puntos más importantes en la elaboración de un bizcocho es el horneado. Hay que prestar mucha atención a las instrucciones que se indican en la receta: la temperatura, el tiempo, el tipo de molde, el enfriado…
A continuación se indican unos consejos básicos que nos ayudarán a que el resultado sea perfecto.
Es fundamental precalentar el horno a la temperatura indicada antes de introducir el bizcocho en el horno.
Utilizad el tipo de molde que se indica en la receta, ya que un cambio de molde por uno más grande o pequeño harán variar el tiempo de cocción.
Para no tener problemas en el desmoldado es necesario engrasar el molde previamente con mantequilla o spray desmoldante, o poner papel de horno forrando el interior del molde.
Podemos utilizar un termómetro de horno para asegurarnos de que la temperatura es la correcta, ya que puede no ser la indicada en el horno, y una variación puede hacer que el bizcocho se nos queme o quede crudo.
Si en la receta no se indica lo contrario, hay que hornear el bizcocho con calor arriba-abajo y sin aire. Si se hornea con circulación de aire la temperatura tiene que ser inferior a la indicada (20ºC menos)
Utilizad una bandeja de rejilla para que el calor circule y situarla en la parte media del horno para que la temperatura sea igual por todo el horno.
Para que el bizcocho suba y el horneado sea correcto no hay que abrir el horno durante las 3/4 partes del tiempo de cocción, ya que al abrir bajaría la temperatura rápidamente y el bizcocho puede bajar.
Normalmente los tiempos de horneado son aproximados, ya que dependen en gran medida de nuestro horno. Para comprobar que está completamente cocido, al final del tiempo indicado podremos abrir el horno y pinchar con un palillo o brocheta en el centro, si sale húmedo tendremos que dejarlo más tiempo para que se termine por completo.
Cuando el bizcocho está terminado apagaremos y abriremos la puerta del horno. Esperaremos dos minutos antes de sacarlo, con esto evitaremos que el cambio de temperatura sea tan brusco y el bizcocho se baje.
Una vez sacado del horno, se debe dejar sobre una rejilla para que se enfríe de forma homogénea.
Es importante no desmoldar caliente, esperad 10-15 minutos a que se temple, de esta forma será mucho más fácil. Una vez desmoldado lo dejaremos en la rejilla hasta que se enfríe completamente.
Dependiendo del tipo de bizcocho, para evitar que se seque una vez desmoldado podemos cubrir con papel film transparente y esperar a que se enfríe completamente sobre la rejilla, con esto conseguiremos que no se pierda humedad.
El preferible consumir los bizcochos de un día para otro, para que aumente su consistencia y los sabores se acentúen.
Problemas en el horneado:
Bizcochos hundidos en el centro: La temperatura del horno está demasiado baja.
Bizcochos demasiado altos en el centro: La temperatura del horno está demasiado alta. Hay que tener en cuenta que hay recetas de bizcochos que suben más por el centro.
Al sacarlo del horno se hunde: Puede ser por varios motivos. No seguir los pasos de elaboración de la receta de forma correcta (batidos, mezclas) o la temperatura es demasiado alta y se ha hundido por el contraste de temperatura.
El bizcocho se quema por arriba: Puede que el horno tenga más temperatura por la parte superior, prueba a bajar la posición de la bandeja.
Con la práctica cogerás el punto a tu horno y sabrás la posición idónea donde colocar la bandeja, la temperatura que tienes que seleccionar, etc.